Reseña del libro: «Historia de los lenguajes de programación. Años 1940-1959»

  • Autor: Manuel Ángel Rubio Jiménes

  • Editorial: Altenwald

  • Año: 2022

  • Páginas: 133

  • Enlace al libro

Aún recuerdo cuando tenía entre mis manos el libro The Science of Computing. Shaping a Discipline de Matti Tedre, un informático que, es de los pocos, que investigan en el área de la filosofía de la informática. En una de sus páginas mencionó algo que nunca he podido olvidar:

La historia de la computación moderna no es «una historia», sino muchas historias [...] que están enraizadas en diferentes tradiciones intelectuales.

Las tradiciones a las cuales se refería eran la lógica, la matemática, la ingeniería y la ciencia. Todas ellas trabajando al unísono para crear lo que conocemos en la actualidad como informática.

La historia de la informática es corta, pero no por eso menos interesante o menos compleja. Transcurre, en particular, en el tumultuoso siglo xx; en medio de guerras, avances tecnológicos, y en distintos continentes y universidades y empresas.

Para contar la historia de un campo, por lo general, hay dos caminos: (1) a través de las creaciones, de los eventos importantes que esa área de estudio ha proporcionado; (2) usando primero a las personas como referencias para luego explicar sus creaciones.

En «Historia de los lenguajes de programación. Años 1940-1959» de Manuel Rubio, el autor elige un camino intermedio, pues a pesar de que los lenguajes de programación son el centro y la hoja de ruta del libro, se trata de dar una explicación de la persona detrás de cada una de estas herramientas. No obstante, para presentar la historia sigue el camino lineal de la primera alternativa. Así, de manera cronología, en este libro se da inicio a una historia. La de los lenguajes de programación. Esos artefactos tan comunes hoy en día. Creados durante los años de 1940-1959.

Para dar comienzo a la década de 1940, Manuel nos da un contexto histórico. Primero, inicia presentándonos a Charles Babbage y Ada Lovelace. Luego salta a los padres de la informática moderna: Alan Turing y Alonzo Church. Sin embargo, y aquí me quiero detener, es la importancia que Manuel le da a personajes un tanto olvidados –o que se les recuerda más por sus aportes a otras áreas–, es el caso de John von Neumann. Y es que, von Neumann es el autor de la famosa arquitectura de ordenadores que, posteriormente, llevaría su nombre por su primer borrador del EDVAC (Electronic Discrete Variable Automatic Computer), presente en todos ordenadores clásicos de la actualidad.

Pero Manuel, como un mago sacando un conejo del sombrero, nos trae más sorpresas. Tal como es el caso de Konrad Zuse, el cual invento el primer ordenador manejado por programas, el Z3; John Mauchly la primera persona en usar el término «programar» y creador del primer lenguaje interpretado Short Code; Kathleen Booth creador del primer lenguaje ensamblador ARC Assembly; Herbert Simon y Allen Newell los grandes pioneros de la inteligencia artificial; y tanto otros más, que, no son tan conocidos en círculos informáticos, son traídos de regreso en este libro.

Las mujeres tienen un rol fundamental. Es, desde luego, valorable resaltar la importancia que le da Manuel al papel de las mujeres en la informática. Lo cual es un gran mérito de su parte. Esto lo evidencia al comienzo del libro, que, para algunos [1], podría ser una afirmación un tanto provocadora: «La historia de la programación comienza con Augusta Ada Lovelace.»; asimismo pone en relieve todo el aporte que trajo Grace Hopper y France Allen a los avances en los métodos de compilación, tan necesarios, a la hora de implementar buenos lenguajes de programación.

Además, vemos en estos años, entre 1940 y 1959 –tan cruciales para entender la informática–, a lenguajes de programación que ha dejado una huella en la historia. Ejemplos: los gigantes FORTRAN y COBOL, tan enormes y con huellas tan extensas que ya no nos podemos deshacer de ellos –aunque quisiéramos–, quizá por buenas razones, ¿quizá por malas razones?. Esa es otra historia. Otros menos populares y que podría llamar la atención a varios son BACAIC o Superplan.

El libro termina acercándose, sutilmente, a la década de 1960, cuando emergieron lenguajes de programación tan populares como lo fue ALGOL60, o, el que dio inicio a todo un dialecto detrás de la programación funcional: LISP.

Antes de finalizar esta reseña me gustaría dejar algunas sugerencias para ediciones posteriores:

  • Extrañé un índice alfabético; y es que, con tantos términos rondando en la historia de los lenguajes de programación, se vuelve no solo importante, sino valioso.

  • Quizá añadir un «mapa» visual que relacione: creadores, lenguajes de programación, junto a los capítulos donde aparecen, sería de gran utilidad a los lectores.

  • Se podría añadir más notas a pie de páginas para explicar –brevemente– a tantos otros personajes que se mencionan, pero que, por un momento, quede con la sensación de gusto a poco. Por ejemplo el caso de Claude Shannon o Bertrand Russell, o el mismo, John McCarthy.

  • Aumentar un poco el tamaño de la letra. (Me refiero al formato en papel.)

En suma: es un libro que entusiasmara a los informáticos (que programan, claro), pues, es raro encontrar libros que se escriban sobre la historia de este apasionante campo (y, sobre todo, en español). Les enseñará cómo surgió la herramienta que utilizan a diario, pero que, desconocen su contexto histórico.

Un programador que no conoce la historia de su rubro carece de alma (¿o de bits? ¿o de ambas cosas?), es solo un tecnólogo (en el mal sentido de la palabra), y estos no serán los que aportarán al campo. Serán los como Manuel que se atreven a hacer cosas que pocos han hecho antes.

Manuel hizo su aporte; ahora es de esperar que muchos más lo sigan intentando.


[1] Soy uno de ellos :-)